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DESCRIPCIÓN
DEL RITUAL
Dirigidos
por los sones de la gaita y el tamboril, la cuadrilla de Mayordomos va
formando fila entre el gentío que se agolpa a la puerta de la Iglesia
para no perderse detalle y participar en el rito anual; acompañados por
el son del "pasacalles" van desfilando en círculo. El que
porta la alabarda, sombrero y rica faja bordada (que tradicionalmente
representa al Feudal, lleva una
"calza" o media caída, en recuerdo de que los hechos,
sucedieron tan rápidos que no le dio tiempo a vestirse; éste, al
desfilar, lo hace bailando, y se abre camino amenazando con la alabarda
al público congregado, que forma un circula amplio alrededor de los
danzantes (si es que podemos llamarlos así). Le sigue un Mayordomo que
lleva un bastón (dice la tradición
popular que representa al Alcalde, que imparte la justicia con su vara
de mando). Tras él, dos o tres mayordomos con los que forma
grupo. A continuación marchan otros tres o cuatro; el primero de este
grupo lleva una espada (en realidad es un sable), que representa al
"Corregidor" que ejecuta la justicia. A éstos le siguen otros
tres o cuatro (el número puede variar, pero como mínimo son dos en
cada grupo) encabezados por el que lleva la bandera; ésta tiene
el asta corta, y el lienzo de 1 por 1 metro aproximadamente; por una
parte es de color rojo, con una imagen de San Juan niño en el centro, y
la otra parte es de color amarillo y tiene pintado el bastón, la espada
y la alabarda.
La
fila de actores-danzantes forma un semicírculo, buscando el lugar donde
mejor "corten" el aire, es decir forman un abrigo para que el
viento no cree demasiadas dificultades a las evoluciones posteriores del
abanderado.
Una
vez están todos colocados, el alabardero, siempre bailando, se dirige
al grupo del bastón, se quita el sombrero como gesto de saludo y le
indica que le siga; el "Alcalde" y los dos o tres de su grupo
le siguen, dan una vuelta alrededor del tamborilero y del semicírculo
de Mayordomos y al llegar a la altura donde se encontraban anteriormente
se quedan en su sitio; en ese momento cambia la música, que adquiere un
ritmo muy rápido, y el alabardero inicia una carrera rápida alrededor
de los Mayordomos; el público entra entonces a participar en el rito
tratando de impedir o dificultando la carrera del "Feudal",
unos persiguiéndole, otros tirándose al suelo; el de la alabarda va
saltando sobre ellos, y cuando completa la vuelta, en el centro de la
escena, se quita el sombrero y rodilla en tierra grita "¡Viva
San Juan Bendito!", viva que es coreado por los concurrentes.
Con
la música pausada otra vez, vuelve a la fila y saca ahora al de la
espada y su grupo y repite los pasos y acciones anteriores. Vuelve a
gritar un "viva" que contestan todos los que presencian el
acto. Esta exclamación del alabardero suele ser "¡Viva el
Alcalde!" "¡Vivan las Autoridades! "¡Vivan las
conejinas!" (plantas silvestres, que
según cuentan, quitaron mucha hambre en tiempos de carestía),
pero también se acepta la improvisación en el grito (por ejemplo, el
año y los siguientes en que se consiguió llevar a cabo la acometida
del agua corriente, hecho transcendental en el pueblo, uno de los vivas
obligados era "¡Viva el sondeo!").
Vuelve
a repetir el Feudal los mismos movimientos con el grupo del abanderado,
y tras el viva correspondiente vuelve a la fila para recoger esta vez al
de la bandera solamente; el de la albarda le indica con el mango de la
misma el punto donde va a moverse el abanderado, quien comienza a dar
vueltas diestramente con la enseña, alrededor de su cabeza, pecho y
cintura y cambiando de mano, mientras el Feudal, enfrentado a él, no
para de bailar.
El
público jalea los movimientos difíciles animando al abanderado, y
espera que la bandera no se le caiga, lo que a veces ocurre a pesar del
entrenamiento y destreza del Mayordomo; aunque esto llegue a suceder, el
público lo anima y continúa con la serie de movimientos, que siguen
siempre el mismo orden que se ha trasmitido de generación en
generación. En un determinado momento, el abanderado, sin parar, se
sienta en el suelo, donde continúa sus evoluciones pasando la bandera
bajo sus piernas, cintura y cabeza, hasta que finaliza y se levanta sin
dejar parar la bandera; en ese momento, cambia la música; ahora suena
una jota, y un Mayordomo de la fila, da unos pasos hacia adelante para
abrazar por las piernas al abanderado e izarlo sobre todas las cabezas,
mientras el público aplaude celebrando una vez más el triunfo sobre el
Feudal.
El
Cura, que vive frente a la Iglesia, saca una bandeja repleta de
rosquillas y mantecadas y una jarra de vino de la Cabecina (colina donde
se cultivan las viñas), para los participantes y sin negarla al que lo
solicite del público.
Luego,
el grupo de Mayordomos, acompañados por el ritmo del tamborilero
marcharán en fila encabezados por el de la alabarda que no para de
bailar, a "echar la bandera" en las plazas de la villa y a la
puerta del Alcalde, Juez, Mayordomo etc. donde también se repite el
convite.
El
echar la bandera ese día es como un ensayo general o la presentación
del grupo que realizará el rito el día señalado de San Juan. |
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